Además de un objetivo y un reto personal y profesional, lo que tiene Neville en el Valencia es poco menos que una misión, que es recuperar como sea al equipo y quitarle a Peter Lim el auténtico marrón que le ha dejado el anterior entrenador. No lo merece el propietario por ilusión y por todo lo que ha invertido para hacer un gran proyecto y rescatar la ambición de este club, ni siquiera por los errores que ha cometido en el camino, de manera especial el de haber comprado a su amigo la película de que Nuno era poco menos que un Dios. El precio que va a pagar por ello es desproporcionado a menos que Gary acierte y sea capaz de reconducir la nave en tiempo récord.

Por capacidad, por carácter y por trabajo no quedará, lleva el inglés pocos días con nosotros pero los cambios ya han empezado a notarse, en el campo y hasta en el aire que respiramos. Es pronto, pero si hay algo que destacar de su personalidad es la confianza que demuestra en sí mismo y su manera de ver el lado positivo de las cosas. Cualquier entrenador, viendo lo que ya ha podido ver Neville desde su llegada, estaría pensando en dar dos bajas y fichar tres jugadores que le ayuden a cambiar la dinámica. Él lo intenta por otro camino, por el de transmitir esa misma seguridad y esa confianza a los futbolistas que tiene, al fin y al cabo el mercado no se ha abierto todavía y tiene que planificar al mismo tiempo que intentar ganar los partidos con lo que hay.

Es cierto que va a recuperar futbolistas, poco a poco se verá mejor a Negredo y André Gomes, que apenas han estado, volverán otras piezas como Feghouli, Enzo Pérez, Rodrigo y Bakkali, hasta Diego Alves, pero con todos se ha visto que el equipo tampoco va a ir sobrado y lo que necesita es algún refuerzo de verdad para las tres competiciones que vienen a partir de enero. No hay duda, si Gary se lo ha de pedir a Peter Lim, lo hará.

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