Seguramente es el partido que menos mereció perder el Valencia desde que llegó Neville, aunque con 25 puntos a estas alturas eso ya no supone consuelo para nadie con la excepción del entrenador, que sea por la interpretación del traductor o porque no ha terminado de ubicarse a veces no acierta con el mensaje. Más bien es al contrario, lo que ve con dolor el aficionado es que su equipo ya empató partidos que quizá debía perder, por eso esta asombrosa derrota con el Sporting no puede conducir a nada que no sea ponerse en guardia y preocuparse mucho. Si estando el equipo cómo y dónde está puede dormir tranquilo, tenemos un problema más serio de lo que ya parece, aunque eso no se lo cree ni él. Si la gente todavía no le cantó después de no ganar un solo partido en la Liga es porque ha entendido que la culpa no la tiene él y que ahora mismo conviene remar con el barco que tenemos porque hay riesgo auténtico de hundirnos, aunque tampoco le vendría nada mal ser más duro y crítico en sus análisis.

El mercadoUn mes entero a la basura

Se reconoce el interés por mejorar la banda izquierda con Siqueira por Lucas Orbán, un futbolista que desapareció con la salida del club de sus mentores Ayala y Rufete más o menos como De Paul, pero el mercado se cierra en cuestión de horas y salvo milagro no habrá refuerzo ahí donde el entrenador y el director deportivo coinciden en que hay un desequilibrio, que es en el centro del campo. Donde hay patrón no mandan los marineros y hemos tirado todo el mes de enero a la basura negando que el equipo necesita refuerzos de verdad y con urgencia, consumiendo partido tras partido, perdiendo puntos, llevando a la afición al desaliento y al equipo a posiciones que dan hasta vergüenza. Casi mejor no dormir, nos asaltarán las pesadillas.

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