Uno también tiene algunos años ya de fútbol y tampoco había escuchado declaraciones como estas en el contexto de una situación tan delicada, cuando uno de tus jugadores más importantes -y mejor pagados- empieza por hacerse el loco y acaba intentando reirse en tu cara para irse a jugar nada menos que con uno de tus rivales más directos. Me gustaría haber escuchado algo así hace justo un año, cuando Otamendi se quiso marchar en su caso porque tenía una oferta mareante del Manchester City, que no es el Sevilla, y dejó al equipo colgado a escasos días de jugarse la temporada en la previa de la Champions. Al fin y al cabo, como dijo tiempo después la presidenta Layhoon, el Valencia no quería vender al argentino ni tenía necesidad de hacerlo, pero claro, para entonces Amadeo Salvo ya no estaba para plantar la vara y ese Nuno, que para algunas cosas como imponer un gobierno del terror entre los empleados rasos era tan valiente, a la hora de la verdad no se atrevió con el toro. Aunque aquel toro, porque todo hay que decirlo, embestía más que este, García Pitarch le ha echado valor precisamente para poner en valor el escudo del Valencia y, con el tiempo, también al futbolista. Veremos qué dice hoy el entrenador al respecto.

Si hay que ser pobres incluso después de vender el Valencia a un multimillonario, y esto es algo de lo que hablaremos en otro momento, prometido queda, al menos que sea con dignidad y la cabeza alta. Es el mejor ejemplo que se puede dar a los que están y a los que van llegando, caso de Martín Montoya. Eso de que Carles Puyol es su modelo a seguir son de entrada palabras mayores, porque en el fútbol reciente hay pocos ejemplos mejores de lucha y respeto a una camiseta, en su caso a dos, la del Barça y la Roja. Valores que, como vemos, van claramente a menos, y que trasladados al Valencia CF tendrían su reflejo en David Albelda.

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