Antes de comenzar el partido Layhoon y Bartomeu charlaban en el palco como si se conocieran de toda la vida. Quizá recordaban aquellos días del mes de agosto,cuando la presidenta salió a decir a los aficionados que no vendían a Paco Alcácer cuando ya estaba prácticamente vendido. O por qué no de Munir El Haddadi, delantero que pide perdón después de marcarle un gol al Barcelona con la camiseta del Valencia. Perdón al club que no te ha querido ni te quiere en lugar de celebrarlo con la camiseta del equipo que ha apostado por ti, así es como piensan hoy los futbolistas, por eso no es casualidad que Gayà y Carlos Soler superen en implicación al resto ahora que muchos están pensando ya en el futuro más que en salir a dar la cara en los partidos.

Contando con que Suárez la hubiera metido en el mano a mano con Alves, cosa bastante probable, era mejor negocio eso para el Valencia que el penalti y la expulsión de Mangala para regalar al contrario medio partido en superioridad. A partir de ese momento, pese al fogonazo del empate a dos, pensar que había alguna opción de salir con algo del Camp Nou era entrar en el terreno de la ficción. El equipo, fijó el objetivo en mantener el empate primero y el 3-2 después, un resultado que le da cierto confort aunque no deja de ser una derrota más, y son 14 en 28 partidos. La mitad. Pensarán que han cumplido, pero dar la cara es algo más.

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