Reciente el fichaje de Marcelino por el Valencia CF, uno de los primeros detalles que salieron de aquellas conversaciones en que Alemany convenció al asturiano es que el entrenador había pedido una auténtica limpieza del vestuario, eliminando a esos jugadores que siendo los referentes tan mal habían llevado su liderazgo en el grupo en estos años.

Una decisión para aplaudir porque romper con el pasado reciente no solo era necesario sino además sano. Lo que pasa es que para cambiar de referentes no basta con cargarte a los que hay, tienes que tener otros. Y este equipo ya iba escaso de futbolistas con ese carisma, así que lo lógico y normal es que en su planificación de fichajes el club tenga en cuenta que necesita un par de tipos duros, con experiencia y ganas de tirar de este carro.

Al final, si el cuerpo técnico ha de estar mirando de reojo a Parejo para comprobar su puede o no puede asumir ese papel, algo estaremos haciendo mal. Porque esto no es una cuestión de si Parejo está dispuesto o no a asumir determinadas responsabilidades, si está o no enchufado y quiere jugar en el Valencia CF, sino de si tiene capacidad para ser líder de un equipo como este o no. Y la experiencia de estos años lo que dice es que no, resulta difícil creer que Marcelino vaya a cometer conscientemente ese error de sus predecesores.

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