Si un futbolista se puede escapar después de haber viajado, pasado la revisión médica y hasta firmado documentos, como le ha ocurrido al Levante UD con el jeta este de Sebastian Larsson, ¿qué no podrá ser de esas operaciones que, por muy hechas que pueden estar, siguen hasta el último momento sujetas a todo tipo de vaivenes y variables? Circunstancias que, como decía en Bremen Marcelino, afectan a las tres partes, club comprador, vendedor y futbolista. La información nadie la regala, hay que trabajarla y no siempre en el entorno más favorable, por eso tener al día a los aficionados de las cosas que se están cociendo en su club e intentar adelantarse a los acontecimientos que van a ocurrir tiene su riesgo. Evidentemente el de equivocarse.

Hablando del Valencia CF, es normal que el aficionado desconfíe de casi todo cuando a 8 de agosto ha leído ya infinidad de noticias sobre un montón de posibles fichajes y la realidad es que su equipo no ha concretado prácticamente ninguno. No es normal que a estas alturas el Valencia siga sin cerrar nada más allá de Neto, que lo hizo hace más de un mes, aunque sí lo es que un club valore cinco o seis opciones por puesto y hasta inicie gestiones con todos y cada uno de ellos, para acabar fichando al primero de la lista, al segundo o si las cosas se tuercen al que pueda. Incluso hoy, cuando la información apunta a que el primero de los centrales está hecho y es Jeison Murillo, el jugador del Inter, tiene su riesgo anunciarlo con rotundidad. Pero, pese a todo, nos gusta el riesgo, así que ahí van algunas más y el que piense que esto es humo que me perdone: Murillo viene, Alemany negocia para traer a Kondogbia, Cancelo se va, a Garay le gustaría irse a Rusia aunque no hay que descartar nada y el próximo central puede ser Gabriel Paulista. Si fuera por Marcelino, lo podemos dar por seguro. Hasta mañana.

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