Acostumbra Juan Roig a hablar más con hechos que con palabras, por eso cuando tiene algo que decir todos le escuchan, aquí y fuera. El otro día, en la presentación de ese gran proyecto que es l´Alqueria del Basket, le escuché decir algo así como que la ilusión es la base de todo y es rotundamente verdad. El concepto ilusión está infravalorado y se le atribuye hasta una mala reputación. De manera especial en el fútbol incluso parece estar prohibido, como si ilusionarse con un jugador o con tu equipo fuera algo negativo que antes o después te llevará al extremo contrario: la desilusión. En el caso de los medios de comunicación, al hecho de intentar transmitir ilusión incluso lo suelen confundir con lo que llaman vender humo. Y no es de así. Cuando uno espera mucho y las cosas al final no salen el golpe será siempre más fuerte, de eso no hay duda, pero la vida no es el principio ni el final, sino todo el camino que hay entre lo uno y lo otro y que siempre valdrá la pena recorrer con energía y determinación, con las máximas expectativas posibles. Con ilusión.

Así es como arranca el Valencia Basket la nueva temporada en la que defiende un título de campeón ganado a pulso y que nos vino a recordar que todo es posible. Y así vuelve el Valencia CF a Mestalla y ante sus aficionados después de golear al Málaga y ganar en Anoeta a la Real Sociedad, que no es poco. Hay motivos para ilusionarse y está terminantemente permitido disfrutar, mucho más con todo lo que ha ocurrido en los últimos dos años. Es el momento de darlo todo y si al final del partido las cosas han ido mal y no hemos ganado, entonces enhorabuena a los que están ahí sentados esperando como se suele decir a que el globo se pinche. Aunque también puede que esto salga bien, entonces llegará el día en que los veremos a todos ahí, los primeros en subirse al carro de la ilusión.

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