Se puede pasar a la historia por reinventar el fútbol o también por hacer simplemente las cosas bien. Arriesgar por un cambio de estilo o reafirmar el tuyo, el que históricamente ha funcionado. Ese era en realidad el debate Alexanko-Alemany el pasado verano, cuando el Valencia CF tenía que decidir la contratación del entrenador que venía con la necesidad acuciante de volver a competir y obtener resultados a corto plazo. No se trata de si Marcelino es mejor que Setién ni al contrario, de hecho a los dos les va muy bien y tienen a sus equipos arriba en La Liga, sino de entender qué es lo que ecesita un equipo y un club en un momento concreto. Alexanko es vasco y venía de Barcelona, Mateu es mallorquín y llegó desde Palma, pero solo uno de los dos supo captar a la primera la idiosincrasia del Valencia CF. Cualquiera de las dos apuestas seguramente tenía su sentido, aunque visto lo que ha venido después y el poco recorrido que ha tenido el ex Director Deportivo parece que solo había un camino y estaba marcado.

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