Ya sé que el uno por ciento en definitiva representa muy poco pero no dejan de dar vueltas en mi cabeza las palabras de Marcelino, cuando el viernes aseguraba que «al 99% estaré aquí la próxima temporada». Dentro de la tranquilidad que esa afirmación puede transmitir en un momento en que el nombre del entrenador empieza a aparecer en diferentes quinielas, no deja de ser alarmante que a estas alturas pueda haber una posibilidad entre cien de que no vaya a continuar la persona clave en el proyecto que empezaron hace casi un año, con notable éxito y el equipo de vuelta a la Champions League. Me hubiera gustado estar ahí para preguntarle en qué se basa o a qué pudiera responder ese uno por cien, si se trata simplemente de causas naturales o podría haber alguna otra razón que impidiera cumplir ese contrato.

Marcelino es, ahora mismo, el gran referente del valencianismo, alguien en quien el aficionado confía por esos puntos y porque es un tío de palabras y de hechos. Ha cumplido todos los compromisos adquiridos cuando llegó: la gente ha visto un equipo comprometido y luchador, una dinámica de trabajo exigente y, por encima de todo, muchísima ambición y ganas de devolver al Valencia CF al lugar que merece. No es fácil para un entrenador reunir el crédito que ha conseguido Marcelino en su primera temporada, evidentemente eso no le vale para estar aquí toda la vida porque el fútbol es como es y las cosas llega un momento que se tuercen, pero sí para que hoy en día el club se esté planteando que cree tener entrenador para mucho tiempo. De momento está claro que para hacer un buen equipo y afrontar con toda tranquilidad la próxima temporada, si no alguna más.

Espanyol

Cuando se habla de un Valencia-Espanyol viene a la memoria de manera automática aquella tarde en que dos golazos de Baraja tumbaron a los periquitos en Mestalla y acercaron al equipo de Rafa Benítez al título. Ese día forma parte de la leyenda, el equipo necesitaba ganar para mantener el pulso por el título con el Madrid y lo hizo después de remontar un gol jugando con diez por la expulsión de Carboni. Qué recuerdos y qcuántas ganas de volver a vivir días como aquellos.

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