El Valencia CF encaró la temporada con las lógicas reservas después de dos años de fracaso absoluto, aunque no tardamos en descubrir que detrás del mensaje prudente había una realidad que se movía en un terreno altamente sensible. Había que estar en la Champions sí o sí pero a la vez evitar que esa responsabilidad tan grande acabara pasando factura al equipo. Lo mismo que dos años de errores y penurias han de servir para mucho, también hay que tomar nota de los aciertos y, por qué no, de los aciertos de otros. Volver a enganchar a la afición ha sido clave para conseguir el objetivo y, ahora y con el viento a favor, tiene que ser más fácil acertar con los dos puntos esenciales de cara al próximo ejercicio: la plantilla y la campaña de abonos.

Los ingresos que el club se asegura por jugar la Champions League dan información suficiente para saber qué es lo que conviene. La UEFA paga 2,7 millones de euros por cada victoria en la fase de grupos y eso, solo por poner un ejemplo, suponen lo mismo que vender 54.000 entradas a 50 euros. No tiene que ser difícil encontrar el equilibrio y el Valencia CF ya sabe que con Mestalla lleno y la afición enchufada ganará más partidos a 2,7 cada uno.

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