Estuvo muy cerca el día del debut en Mestalla con el Atlético y de haber ocurrido seguramente lo habría cambiado todo. Pudo ser también en el Derbi, cuando Gameiro se estrelló con los palos. En Vila-real o la noche del Celta especialmente. Cualquier día menos el del Espanyol por incomparecencia aunque, transcurridos no menos de veinte minutos, en Anoeta pintaba la cosa de tal forma que nada hacía presagiar este final feliz. No descubriré nada si afirmo que en el ecuador de la primera parte nadie apostábamos un euro a que precisamente este acabaría siendo el día de la primera victoria. Fútbol, no le demos muchas más vueltas. Un buen día te castiga el más mínimo error con el testarazo de Aspas, al otro en cambio te sonríe y Neto le detiene el penalti a William José. Aunque la victoria es merecida, ni fortuna ni casualidad. De hecho debió ser bastante más holgada por cómo acabaron un equipo y el otro, y solo la jugada del penalti pudo haber cambiado el desenlace.

Marcelino

Este es el partido que, de no ganar, habría abierto definitivamente la veda contra Marcelino. ¿Son muchos ocho cambios respecto al once que había dispuesto frente al Celta? ¿Acaso no invitaba lo visto esa noche a aportar por cierta continuidad? Claro que, de los ocho cambios, dos eran obligados (Piccini y Gayà), otros dos casi también (Garay y Coquelin) y el resto se podría resumir así: cambiar a los cuatro defensas de golpe y no recibir gol, el que entra por Rodrigo anota el de la victoria y el que puso por Guedes resulta que le dio la asistencia. Los tres que repitieron, Neto, Batshuayi y Soler, fueron de lo mejor en Anoeta. Y bueno, puso a Kondogbia y Parejo, una pareja a la que tampoco sería cuestión de retirar todavía aunque ninguno de los dos esté en su mejor momento. Lo estarán.

Ahora

Si de verdad, además de recuperar a sus mejores piezas, todo lo que necesitaba el equipo era ganar un partido para alejar la tensión y los fantasmas, ahora es el momento de demostrarlo. Vienen dos partidos que van a poner a prueba esa teoría, Manchester y Barcelona. Dos equipos con grandes jugadores pero ahora mismo dos equipos vulnerables a los que se puede meter mano. No hay excusa cuando muchos otros lo han hecho.

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