Lo tenía todo a favor el Valencia CF para llevarse por fin la victoria, sumar esos tres puntos era colocarse bien en la Champions, coger un poco de aire, confianza...Empezar a alejar los fantasmas. Pero no, los fantasmas, que existen aunque solo en la mente y se alimentan de nuestros miedos, los tiene este equipo demasiado adentro. Ni el gol de Batshuayi ni tener enfrente a un equipo tan vulnerable como el suizo, todo entusiasmo aunque habría sido incapaz de marcar un gol si nadie les hubiera regalado un penalti, pero ahí estaba el capitán para concederles el deseo.

Podría haber sido peor, porque de ahí hasta el final el Valencia hizo deméritos más que de sobra para perder el partido. De hecho si volvió a empatar es porque nadie hizo un segundo penalti. En consecuencia, el discurso y el análisis no es el del día del Leganés, es la primera vez que escuchamos a Marcelino decir que por aquí no vamos a ninguna parte. Eso sería una buena noticia si no fuera porque a los jugadores se les ve muy perdidos, vista la segunda mitad con el Young BoysYoung Boys, no está claro que puedan encontrar a tiempo un camino alternativo.

Más opiniones de Julián Montoro.