Desde que acabó el partido en Suiza hasta el sábado a las 16:15, hora de volver a jugar frente al Athletic en San Mamés, hay muchas horas para darle vueltas a todo. No empezó bien el día con eso de que el equipo mantiene "intactas" sus opciones de clasificarse entre los dos primeros y pasar a octavos de la Champions

Hombre, tenerlas, es innegable que matemáticamente las tiene, pero "intactas" ya es demasiado decir después de empatar habiendo merecido perder con el Young Boys. Es solo una anécdota, quizá superficial, pero el club en un momento delicado como este ha de enviar al entorno un mensaje que puede ser más o menos optimista, pero sobre todo tiene que ser creíble.

El aficionado, enfadado, también tiene miedos que alimentan sus propios fantasmas. Todo el mundo quiere saber qué se está cociendo ahí adentro porque empieza a tener el susto metido en el cuerpo. La gente necesita saber que lo que está pasando es precisamente eso, un planteamiento no del todo acertado, un mal momento de muchos futbolistas importantes, la novatada de la Champions... Necesitaba saber que no estamos ante un episodio de destrucción interna como otros que hemos conocido. Nunca olvidemos de dónde venimos, pero para no volver.