Decía el entrenador del Valencia CF días atrás que, si al final no dan con lo que buscan y no fuera posible traer un delantero en el mercado de invierno, solo quedaría rezar para que ninguno de los tres que tiene se lesione. Ni 24 horas después Gameiro caía en Getafe y vamos a ver cuántos partidos se va a perder. Al final, y dentro de lo que cabe, sus plegarias se han escuchado, porque igual que el cazado fue el francés pudo haber sido Rodrigo, que para los jugadores de Bordalás tanto daba el uno como el otro.

La cuestión es que con este nuevo contratiempo, efectivamente, ya solo queda rezar, pero rezar para que sean capaces de traer ese delantero que el equipo necesita, que no puede ser uno cualquiera, en eso estamos de acuerdo, pero tampoco puede ser ninguno. Si ya es grave haberse equivocado en verano con una posición que era absolutamente prioritaria, fundamental, dejar pasar la oportunidad que brinda este mes de enero para rectificar sería el colmo de la temeridad. Ellos que manejan tan bien las cifras sabrán que este equipo lleva una media en laLiga de menos de un gol por partido y que en Getafe se jugaba la Copa y apenas tiró a portería. Y todos, los de arriba, los del medio y los de abajo, están planificando también sus refuerzos, así que cuidado porque la cosa no está tan sobrada.

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