No es nada habitual que un jugador del Levante UD -o del Valencia CF- cambie de barrio en una circunstancias como estas, en las que hay uno que se acaba aprovechando de la debilidad del otro para retener a un futbolista que acaba contrato. Esto en otra época habría provocado poco menos que una guerra, dirán que la habría de todas maneras si en este caso hubiera sido al revés, aunque la realidad es que el hecho de que Jason Remeseiro. Si no hubiera sido el Valencia, sería otro, lo grave es la pérdida en este caso para el Levante de un buen futbolista al que han formado durante años para competir en la élite y al que ahora verán marcharse a cambio de nada.

Y ellos saben perfectamente por qué. Tampoco deja de ser llamativo por lo poco habitual que en una misma comparecencia el todavía director deportivo del Levante diga que no se cree el fichaje mientras su presidente deja bastante claro lo que hay, sobre Jason con sus palabras y sobre el propio Tito sin ellas. Fíjate que casualidad, que se dé esta situación ahora que el Valencia persigue futbolistas de ese perfil. Ya tiene uno más, ahora a por la Copa.

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