La ausencia de Ezequiel Garay es un golpe muy duro para el Valencia CF, hablamos del mejor Garay que hemos visto en muchos años. El argentino se acabó rompiendo después de muchos esfuerzos continuados sin posibilidad de descanso dadas las circunstancias tan especiales que se han producido, los cuatro partidos a Diakhaby por la bronca del Getafe y la sorpresita que traía Roncaglia en forma de sanción europea desde Vigo. Un temor que estaba ahí desde hace algunos partidos y que, por desgracia, se ha terminado confirmando el día en que Marcelino reconoce cierto desequilibrio en la plantilla: seis jugadores de banda para dos puestos -dice- impiden dar más minutos a Kang in Lee, con solo cuatro centrales para los mismos puestos. Hay que sobreponerse a todo porque en un momento como este, a noventa minutos de ua final de Copa, en octavos de final de la Europa League y con una jornada por delante en LaLiga en la que el equipo puede dar un paso de gigante por la cuarta plaza, no hay lugar para lamentaciones. Esto es el Valencia y a Leganés hay que ir con el cuchillo entre los dientes.

Estar hoy en ese bombo, o bombazo, de Nyon era una auténtica obligación después de haber quedado fuera de la Champions League. Afortunadamente el partido se puso de cara con la ingenua expulsión del futbolista del Celtic, porque el Valencia, la verdad, estaba haciendo un partido pésimo, contribuyendo de manera temeraria a que el rival se creyera que podía conseguir algo. Nada que ver con la concentración, el orden y la intensidad que vimos una semana atrás en Celtic Park, donde a los escoceses les dieron un repaso. Tiene como dice el entrenador una parte de lógica porque el futbolista tiende a administrar la ventaja y economizar.

No es un toque de atención porque esto no es nada que los futbolistas no supieran que podía pasar y es algo que desde luego no pasará el día del Betis, en ese partido la ventaja no es tan determinante y saldrán con la actitud correcta. Ese es un partido en el que Marcelino tampoco tendrá que trabajar demasiado la motivación, que vendrá sin ninguna duda por sí misma, la tarea va a ser más decisiva para el domingo a las 12 de la mañana en Butarque. Y no vale empatar.

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