Había escrito una columna sobre que el tema está en el punto que tenía que estar, porque lo del VAR ya no es una cuestión de si ayuda o no ayuda, si hace justicia o no, la cosa ya está donde siempre, en el epicentro de la cuestión arbitral de toda la vida, o sea, si beneficia más al Barcelona que al Real Madrid. Los perjudicados, todos los demás, en este caso el Levante UD con unpenalti perverso que para colmo se salda con la grave lesión del supuesto infractor. Mientras, al otro lo cazaba la cámara buscando con la mirada al árbitro para asegurarse de que había picado mientras fingía dolor insoportable por la patada que no existió. Bueno, en el fondo sí existió, porque la imaginación también existe, no es tangible, pero es real. Y el penalti existió al menos en la mente del árbitro, del asistente, de los señores del VAR aunque solo sea por dejación de funciones y en algunas cabezas más que, como son pocas, se pueden enumerar: la de Edu Aguirre de El Chiringuito y la del que manda y ordena todo lo que han de decir en Real Madrid TV. Lo que pasa es que, a punto de cerrar, llegaba la noticia del fallecimiento de Waldo Machado. Muchos nunca le vimos jugar en directo pero estará para siempre en nuestras mentes como lo que fue, leyenda, goleador, crack y una persona entrañable que vivió sus últimos años con esa terrible e injusta enfermedad que le robaba los recuerdos. El suyo no nos lo quitará nadie.

Más opiniones de Julián Montoro