Estar en esa final era lo único importante y el Valencia CF lo ha conseguido. No hizo un buen partido, le pesó durante muchos minutos la responsabilidad y el Betis, obligado como estaba a buscar un gol, fue mejor. Pero es que la responsabilidad era mucha, cientos de miles de corazones, cientos de miles de ilusiones, cien años de historia... Al final, no va tan sobrado el equipo de Marcelino como para meterse en la final pasando por encima de cualquier equipo que se le ponga enfrente, ni siquiera del Betis. Le ha bastado con aquella última media hora del Villamarín para vivir agazapado en este choque de vuelta en busca de ese zarpazo de Rodrigo que tardó en llegar, pero llegó. Sevilla nos espera otra vez casi veinte años después de aquella final de La Cartuja de mágico recuerdo para varias generaciones de valencianistas. No va a ser fácil, claro, pero ese partido se puede ganar. Hay que creer y desearlo con mucha fuerza, como así ha sido hasta aquí.

Por cierto, hoy 1 de marzo de 2019 cumplimos 26 años con la clasificación del Valencia CF para la final, será nuestra cuarta final de la Copa del Rey y solo fallamos en la primera, la del agua. Gracias y enhorabuena a todos los lectores y seguidores de SUPER. Juntos la podemos ganar.

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