Si hace seis meses alguien nos dice que el Valencia CF se podía jugar una plaza de Champions con el Getafe y el Alavés, jamás le habríamos creído. Lo mismo que si hace un mes nos aseguran que la grada de Mestalla despediría un partido haciendo nada menos que la ola, al visionario en cuestión lo habríamos tomado por loco. Todo eso y más está pasando y el fútbol todavía va a dar muchas vueltas de aquí al mes de mayo. De momento, esta victoria no solo era importante, era clave para demostrar que el Valencia no se da por satisfecho con estar en esa final de la Copa del Rey ni le sobra todo lo demás, sino que quiere pelear también sus opciones en LaLiga. Que son las que son después de haber dejado pasar tantas oportunidades, después de tanto empate, pero sin duda las hay.

Esto, después de haber celebrado convenientemente la noche del jueves el pase a la final, le pese a quien le pese, solo se podía conseguir con actitud, encarando el partido con la máxima ambición, y con un resultado positivo, que desde luego solo pasaba por ganar. El equipo aprobó los dos puntos y con ello demuestra que no lo ha dicho todo, que en un momento propicio para haberse dejado llevar no paró hasta llevarse el partido y apenas dio opción al rival. Y ni siquiera hizo falta poner ajos detrás de las porterías, ¿o sí?

Más opiniones de Julián Montoro.