Parece que el Valencia CF haya perdido el partido y tampoco es eso, aunque la eliminatoria se complica más de lo que podíamos pensar cuando Rodrigo hacía el segundo y Gameiro nos sorprendía perdonando justo después el tercero donde no suele hacerlo. Hubo relajación, aunque más que una bajada de brazos parece una mala gestión de la ventaja y de la situación con ese 2-0 en el marcador. A partir de ahí el equipo no supo tratar el partido de otra manera, más replegado, cediendo la pelota a un contrario que estaba obligado a irse arriba y matando a la contra con los buenos futbolistas que tiene para hacerlo. Se podría hasta entender cierto bajón en esa fase final de la primera parte después de haber arrollado de una manera espectacular durante muchos minutos, pensando seguramente en todo lo que viene por delante. Es hasta humano, pero lo que ocurrió tras el descanso tiene menos explicación porque ahí es donde había que poner orden para intentar cerrar el partido de la manera más inteligente.

Una lástima porque esto era una fiesta y termina otra vez con dudas, con la obligación de ir a Rusia a dar el cien por cien para estar en cuartos de final. El intento de economizar esfuerzos acaba saliendo rana. Mientras, algunos de los favoritos en esta competición como Chelsea o Nápoles no se dejaban amedrentar por nadie y resolvían el pase con un 3-0.

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