Hay muchas cosas que nos unen y algunas que siempre nos dividen, pero este es un día en el que es obligado felicitar a todo el valencianismo por haber convertido esta celebración del Centenario en algo tan especial, de dentro hacia fuera. Y también es de justicia felicitar al Valencia CF, el de ahora, por habernos regalado un día inolvidable. Atrás quedaron todos los temores, la hora, el día, la posibilidad de que la lluvia lo pudiera deslucir. He leído y sobre todo escuchado muchos palos al Valencia CF en los últimos meses por la organización de este Centenario, muchos de ellos interesados y que no merecen el tiempo ni la atención de nadie. Al final, con más o menos acierto pero con todo el empeño y la dedicación del mundo, este 18 de marzo quedará para siempre en la memoria como uno de los días más grandes en la historia del Valencia CF, solo comparable y me atrevería a decir que no siempre con aquellos en los que el equipo conquistó todos esos títulos que han forjado la leyenda. Un día que nos invita a reflexionar sobre la relativa trascendencia de un empate comparado con la inmensidad de la historia y la afición que tiene este club. Esa marcha cívica a la que se iban sumando efectivos hasta hacerla casi infinita, con alguna ausencia que tiene una importancia también relativa, es la demostración de que la unión es el único camino. Enhorabuena y gracias a todos y cada uno de los que lo han hecho posible.

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