Dos veces cayó este equipo inglés en Mestalla en aquellos años felices de la Champions. En esos cuatro partidos -dos por temporada- el Arsenal de Thierry Henry, uno de los mejores delanteros del mundo en el momento, de Robert Pirès y Patrick Vieira le hizo en total tres goles al Valencia. Mientras, un tal John Carew, más barato que la mayoría de delanteros de equipos Champions, hacía el resto. Los mismos tres goles que ahora recibía el equipo solo en el partido de ida, por no hablar de este, que quizá sirva para borrar de una vez por todas esa desacertada idea de que el equipo de Marcelino es muy sólido en defensa. No lo es, y no lo está siendo de manera especial en este final de temporada, como se encargaron de demostrar los dos delanteros del Arsenal y antes otros.

El equipo, aunque quizá se vino un poco abajo al recibir el primer mazazo en contra, lo dio todo, hizo todo lo que pudo por estar en esa final, pero pensar en meterse en una final europea recibiendo siete goles en las semifinales parece muy complicado. Me habían contado que Emery venía preocupado a pesar del 3-1 de Londres porque sabe que el Valencia podía hacerle daño a su defensa. No hay tiempo, el domingo más y esto se va acabando.

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