Recuerdo los temores que empezaron a adueñarse del club en los meses de septiembre y octubre. Había confianza en que Marcelino lograría enderezar la nave, pero ya existía preocupación porque los resultados y las vibraciones que transmitía el equipo no eran las del año anterior. «No basta con estar un año, hay que consolidar al Valencia CF en la Champions al menos dos o tres años, es la clave», repetían entonces ahí dentro. Tal como está montado el fútbol, es verdad que esos ingresos son los que te ayudan a salir de pobre, al menos sin desmantelar cada año la plantilla.

Con el objetivo del segundo año cumplido, algo que no pasaba desde 2011, es cuando el club, empezando por su feliz y entusiasmado propietario, han de traducir todo esto en realidades, definir cuál es realmente el lugar y las aspiraciones del equipo una vez conseguida esa segunda temporada de consolidación en la élite, cuánto se va a apostar y cómo para mejorar la plantilla y hacerla más competitiva, si todo esto va a acelerar de verdad la construcción del nuevo estadio...La Champions es la clave, en eso estamos de acuerdo, falta ver exactamente para qué. Aunque eso será dentro de unos días, antes queda una final que es el regalo para los aficionados después de tantos meses de patiment. ¿Les damos una alegría?

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