Muchas veces eso que llaman consenso consiste en comprobar hasta dónde está dispuesto a tragar cada uno, es decir, es imposible que dos o tres personas se pongan de acuerdo en todo, por lo que llegado un momento alguno tiene que ceder. Eso ocurre todos los veranos cuando varios ejecutivos se reunen en torno a una mesa para planificar la plantilla con sus correspondientes altas y bajas, aunque hay veces que se manifiesta más o menos en función de las reglas del mercado. Vamos, que el entrenador puede querer a Denis Suárez, incluso obligando al club a forzar una situación no deseada con Kang In Lee, pero si después llega el FC Barcelona y te dice que lo de Neto y Cillessen muy bien pero si después me haces el favor de ayudarme a sacar también a Rafinha, pues es entonces cuando la cosa se complica de verdad. Nada que no haya ocurrido ya, porque Marcelino es de los que levantan el teléfono para llamar a jugadores en los que tiene confianza.

Y nada que seguramente no se solucionará de una manera u otra en cuestión de semanas, porque ya le hemos escuchado decir también a Marcelino más de una vez que no es él quien ficha en el Valencia CF, así que trabajará con lo que le traigan. No sé si es mejor Rafinha que Denis o Denis que Rafinha, sí que quizá le haría un hueco al coreano en esta plantilla porque, si no está preparado, lo estará en seis meses como mucho.

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