Cuando le preguntaban por Rafinha Alcántara, él siempre respondía por Kang In Lee. Esta ha sido la canción durante gran parte del verano que ha dividido al Valencia CF, en realidad más por las formas que por el fondo de la cuestión, porque el máximo accionista del club bien podía haber aclarado términos antes de que las discrepancias se hicieran tan evidentes que ya no había manera de esconderlas. Lo mismo que Alemany y AlemanyMarcelino y de momento no había constancia de que se fuera a saltar a la torera, no creo que ambos se hubieran negado a admitir desde el principio y sin complejos la presencia del coreano en la plantilla. Una cuestión que puede ser calificada de capricho, pero también de lógica y estratégica para el club. Y que, para decirlo claro, tampoco es ninguna barbaridad después de comprobar lo que fue capaz de aportar el chaval en los pocos minutos que tuvo en su primera temporada, por no decir la expectación que genera cada vez que recibe la pelota.

Como dice la gente más cercana al señor de Singapur, Peter es así para lo bueno y para lo malo también. Lo mismo se pasa un año peleando con el jeque del PSG para que le venda a Gonçalo Guedes, que con la frialdad que caracteriza sus intervenciones acuerda con Gil Marín la venta de Rodrigo Moreno.

Dudo mucho que la ausencia de Rafinha Alcántara en el Valencia CF pueda acabar siendo clave en el éxito o fracaso de la temporada, por mucho que pueda jugar y muy bien en tantas posiciones quizá sin ser determinante en ninguna. Lo que sí parece claro es que no tener sitio para Kang In Lee en una plantilla de 23-24 jugadores como tiene ahora mismo el Valencia CF es una decisión que cuanto menos llama la atención -fuera de aquí en muchos lugares se hacían cruces- y de alguna manera sí se podía considerar un fracaso de club. Me dicen que Lim valoró mucho esos minutos que le dio Marcelino ante el Mallorca.

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