Descartada la teoría del caos que se había esparcido por la ciudad, el partido en una plaza siempre complicada como Stamford Bridge nos deja ciertamente con ganas de que llegue el domingo para volver a ver jugar a este Valencia CF. No sé si Anil Murthy logrará convencer a la gente con sus explicaciones el día que las dé, pero de momento los futbolistas y el entrenador enseñan en este primer partido de verdad en esta nueva era -lo del Camp Nou aparentemente no tenía remedio-que hay un camino y hasta diría que apetece seguirlo. Nunca el Valencia había ganado en este escenario al Chelsea, equipo no demasiado exquisito ahora pero intenso y fuerte como siempre, y las cosas a este nivel no suelen ocurrir por casualidad más allá del fallo en el penalti, que por otro lado era la única manera en que parecía posible que los ingleses lograsen igualar el extraordinario gol de Rodrigo.

Ni el equipo está muerto ni el entrenador es tonto pese a su evidente falta de rodaje a estas alturas ni los futbolistas parecen hundidos sino más bien al contrario, con ganas de demostrar que pueden responder a la exigencia incluso sin el fichaje que con tanta vehemencia reclamaba a los cuatro vientos Marcelino. De otra manera jamás habrían sacado adelante este partido en un estreno de Champions League, competición en la que en la última edición no lograron sumar los tres puntos ni en Suiza. Si esta es la normalidad que tenía que llegar, bienvenida sea.

Más opiniones de Julián Montoro.