Si algo tiene València es que sabe reconocer ante todo el esfuerzo de los suyos. Da igual si es en Mestalla, donde el equipo ha dejado muestras recientes de que nunca se rinde, en el Ciutat, en La Fonteta, en todos y cada uno de sus barrios donde haya competición y por supuesto en las calles, como se demuestra en la prueba magna que cada año nos regalan la Fundación Trinidad Alfonso y todos y cada uno de los que participan de alguna manera en la organización y el desarrollo de un Maratón que se situa ya por derecho propio entre los más grandes del mundo. Un orgullo y a la vez una enorme responsabilidad, la que supone mantener el nivel de una prueba que se supera a sí misma en cada edición y no solo en cuanto a récords, sino también en participación, colorido, implicación de la ciudad y reconocimiento internacional.

València, cuando todavía no ha llegado el último corredor a la meta, vuelve a ponerse las zapatillas y arranca otra vez a correr en busca del no va más, el intento de récord del mundo para 2020, año del 40 aniversario. Conseguirlo no va a ser tarea fácil, ha de salir todo perfecto incluido el clima, pero podemos estar seguros de que la Cultura del Esfuerzo va a trabajar al máximo para hacer realidad ese sueño. Si al final no se consigue, siempre habrá valido la pena intentarlo.

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