El Valencia CF no es cualquiera en la Champions League, es un club con un historial muy importante en esta enorme competición, en la que entre otras cosas llegó a la final en su primera participación y repitió un año después, además de brindarnos muchas noches inolvidables. Aunque no recuerdo en estos veinte años ya de Liga de Campeones una clasificación en la fase de grupos más trabajada y merecida, frente a dos auténticos equipazos de los que solo escuchar el nombre tras el sorteo de agosto echaba para atrás. Sufrida, no podía ser de otra manera, con dos partidos finales, este y el del Chelsea en Mestalla, que se recordarán durante mucho tiempo. Sobre todo la noche en que el Valencia de Celades, habiendo perdido ya la cuenta de los futbolistas que son baja por lesión, echó al Ajax de la Champions y se clasificó como campeón de grupo.

Porque este equipo, de eso ya no hay duda, es campeón. Lo demostró en la final de la Copa y, pese a todas las cosas que han pasado desde entonces, lo sigue siendo. Veremos hasta dónde son capaces de llegar en esta competición, porque tiene unos futbolistas que, como decía al final del partido el técnico emocionado, son la leche. Tienen el orgullo, el hambre, y no se van a dar por vencidos solo con haber llevado al Valencia CF a los octavos de final después de tantos años.