No quiero imaginar las graves represalias a que se iba a enfrentar el Valencia CF si hubiera decidido renunciar a esta Supercopa, como algunos exigen de manera tan torticera como irresponsable. Si la Federación de Rubiales pudo cambiar las normas de una competición histórica no ya en plena temporada, sino cuando la terminar, en concreto el pasado 29 de abril, cuando dos clubes como FC Barcelona, cualquier cosa se puede esperar de ellos. Y más siendo que la Real Federación Española de Fútbol gestiona entre otras cosas el mundo del arbitraje a través del Comité Técnico que preside Velasco Carballo. El que siempre habla de todo pero nunca explica los errores del VAR que perjudican al Valencia CF.

Es Peter Lim el que tuvo la última palabra, el que decidió que se firmara ese contrato en el que el club dejaba constancia de su desacuerdo con las condiciones. Aunque, en realidad, tanto da si la decisión era ir a jugar a Arabia Saudí como si no, lo mismo se le iba a criticar por una cosa como por la otra. En este caso, más allá del asunto económico, del prestigio y de otras cuestiones, si ha acertado el club es en base a una razón. Si la temporada pasada había que escuchar a la afición y al vestuario, que querían la Copa, ahora la afición y el vestuario tienen hambre de Supercopa. Y más después de tanto atropello. A por ella.

Una vez el Barcelona se negó a jugar el partido de vuelta de una eliminatoria de la Copa ante el Atlético de Madrid. Aquello fue una simple eliminatoria, nada que ver con el 'marrón' que le habría generado a Rubiales el Valencia de no presentarse a última hora para disputar la Supercopa. No hubo sanción para el Barça por parte de la BarçaRFEF, algo que nunca le perdonó la prensa madridista, que se pasó años hablando del indulto y del Villarato. ¿De parte de quién estarían ahora?