Podemos imaginar un Luis Manuel Rubiales feliz y contento porque el Granada está en semifinales, solo le faltará que se meta también el Mirandés para tener la fiesta completa. Viva el espectáculo de la Copa, y un título más para el caso de Madrid o Barça. No, no hay posibilidad de remontada en Mestalla, pregunten al defensor de los aficionados qué tiene en contra de que la gente pueda disfrutar de un partido de vuelta como hace un año ante el Getafe, que son unos cuartos de final.

Pero bueno, la realidad es que esto se acabó, el Valencia CF, pero a un solo partido y frente a un rival que te quiere comer vivo, hace falta más. Lo hizo el equipo de Celades durante algunos minutos, cuando parecía que se acabaría llevando el partido, aunque también lo pudo perder antes de que los fenómenos paranormales volvieran a entrar en escena.

Desde el no penalti de Cucurella ya sabemos que el VAR no siempre decide intervenir para cambiar un resultado por muy clara que pueda ser la jugada. Aquí, en Granada, lo hizo dos veces para corregir decisiones del árbitro y las dos resulta que fueron en contra del Valencia y decisivas para el resultado final. Ya no hay remedio, es un día triste, el del adiós al sueño de volver a hacerlo.