Bastante peor lo llegó a tener el Valencia CF hace un año para meterse entre los cuatro primeros, pero nunca bajó los brazos y, aunque hubo momentos en que parecía imposible, al final lo consiguió. Tenía también muchos partidos y un enorme desgaste, Liga, Copa y Europa League, porque de la Champions se había quedado fuera en diciembre, pero el equipo nunca bajó los brazos. Con la llegada del año del Centenario inició la gran remontada y, cuando ya estaba a solo un punto de lograrlo, resbaló, sufrió un varapalo en Vallecas, donde cayó 2-0 frente a un equipo que se iba a segunda.

El Valencia se rehizo de nuevo pero, cuando ya lo tenía prácticamente hecho, perdió con el Atlético en Madrid y sufrió la humillación de caer en Mestalla el día que se jugaba media Liga de Campeones delante de sus aficionados y ante el Eibar, en el que por cierto jugaba Cucurella. Hecatombe.

Y sí, al final el Valencia acabó cuarto gracias a los errores de los rivales, entre ellos Sevilla y Getafe como ahora, pero sobre todo a que nunca dejó de creer que podía, ni siquiera cuando estaba a diez puntos del objetivo. Hoy no lo tiene tan lejos, no es en teoría tan difícil, pero después de las evidencias que deja el partido del Coliseum queda comprobar si este equipo sigue siendo aquel que nunca se rindió. El viernes, hacia la medianoche del día de San Valentín, tendremos algún dato más.