Desde un primer momento defendimos que no era el coronavirus el mejor terreno para frivolizar, como tampoco debería serlo por ejemplo el fútbol para los políticos. Estamos ante un problema muy serio y como muestra de ello las medidas excepcionales que planea el gobierno italiano, que se han hecho esperar más de lo recomendable pero van a llegar con toda su dureza y sus consecuencias.

Que Italia cierre la entrada y salida de personas en la región de Lombardía y otras provincias en su territorio es un auténtico bombazo, aunque seguramente la única manera de controlar una expansión del virus que puede provocar el colapso de la sanidad. Esto, excepto en casos muy excepcionales, se supone que llevará a cabo mediante un estricto control y supondrá la suspensión de vuelos y otras opciones de transporte durante varias semanas, eso que tanta gente estaba reclamando.

Entonces, de haberse decidido esto hace apenas cuatro días, quizá las autoridades no habrían visto motivos para cerrar las gradas en el partido de La Fonteta o el del próximo martes en Mestalla. Porque, según nos han explicado, la razón esencial fue la posible presencia masiva en València de aficionados llegados desde zonas de alto riesgo. Descartado el viaje, ¿seguirá siendo «definitiva e irrevocable» la decisión de que se juegue a puerta cerrada el partido del Valencia CF?