Al margen de aquello de que el gol de Rodrigo estaba «muy bien anulado porque Maxi influye y mucho en la jugada», lo mejor que escuché en la prensa madridista tras la chorizada de Valdebebas es que, con gol de Rodrigo o sin gol de Rodrigo, el Valencia mereció perder porque es un equipo «blandito» como su entrenador. No está nada claro que mereciera perder ese partido si el gol de Rodrigo llega a subir al marcador cuando el Valencia estaba siendo mejor que el Real Madrid, aunque no seré yo quien niegue que el equipo es efectivamente blandido como su entrenador. Otra cosa es que al Valencia lo crujan los sabelotodos de la capital cuando es blandito y también cuando no lo es, cuando es un equipo rocoso y le quita las ligas al Madrid.

Yo prefiero la banda, el Valencia bronco, el que nunca se arruga ante nada y ante nadie, el que entrega la vida para no encajar un gol porque un gol puede ser la diferencia entre ganar y no ganar, la diferencia entre ser un equipo competitivo y no serlo. Ese no es el Valencia CF, que es el que eligió el máximo accionista cuando decidió quitarse de encima a Marcelino.

Meta al equipo en Champions o no, no sé hasta qué punto está convencido Peter Lim de que Peter LimCelades. Lo puedo intuir y seguramente no me iba a equivocar pero quizá no sea momento de entrar en ese terreno a pocas horas de un partido como este que juegan Valencia y Osasuna en el que el equipo necesita ganar como sea y ni siquiera tiene a sus aficionados en la grada para darle ánimos, pero la decisión en cualquier caso va más allá de quedar cuarto o quedar quinto una temporada tras otra.

Sea quien sea el entrenador y el director deportivo, queda claro que el Valencia no volverá a estar entre los mejores mientras no cambie el concepto de equipo. Con los números en la mano el de Celades no se sostiene, tiene registros defensivos de equipo de la zona baja y a día de hoy puede dar gracias por tener todavía algunas opciones de Champions. Esta Liga ya ha esperado mucho al Valencia, que con solo 11 victorias en 29 partidos y más goles en contra que a favor lo normal es que estuviera descartado hace tiempo, pero un día u otro los de arriba dejan de fallar y esto se acaba. Todo tiene un límite y ahí es a donde ya hemos llegado. Domingo, 19:30 en Mestalla, victoria para seguir sufriendo o fracaso estrepitoso.