Los lectores de SUPER conocen lo mucho que apostamos por el fichaje de Gonçalo Guedes cuando toda València pensaba que aquello era imposible porque el PSG pedía una cantidad que era una locura pagar, hasta leí que no era más que una cortina de humo más. La operación, con un coste de 40 millones fijos más variables, era y es todavía la más importante en la historia del club y no se puede decir que haya salido bien. Con las lesiones y otras vicisitudes que le han ido ocurriendo al futbolista su rendimiento en las dos temporadas desde que es propiedad del Valencia CF.

Su recuperación, física y mental, no ha sido fácil, hubo momentos de muchas dudas en que las expectativas de volver a ver al Guedes que todos conocemos y queremos se vinieron abajo, un riesgo evidente para la inversión realizada y un desperdicio de talento porque el portugués, cuando estando bien, es un jugador que le da muchos puntos al equipo. Pero Guedes, no lo dudemos, es un crack. Son futbolistas por los que vale la pena apostar porque, pase lo que pase, siempre tienen un valor.

Mi Guedes

No se puede decir que el futbolista ha vuelto definitivamente por un partido y por un gol espectacular, de esos que tanto ha echado de menos la afición porque eso es el fútbol, pero los indicios están ahí. He vuelto a ver a Guedes cuando lo vi salir del campo maldiciendo a Celades, cuando el cambio tenía toda la lógica del mundo. Ese es el Guedes que quiero ver y al que creí perdido. El que se enfada con el entrenador porque lo cambia, no el que se ofusca y se enfrenta a sí mismo cada vez que intenta algo y no le sale. Porque eso lo tiene y no se le puede negar. Incluso en sus peores días, cuando no da una, lo intenta una y otra vez. Por sus botas pasa la Champions para este Valencia, no lo dudemos, y casi todo lo bueno que le pueda pasar en las próximas semanas y meses depende fundamentalmente de él.

Mi equipo

Solo una vez ha ganado el Valencia en Ipurua, un estadio que impone por lo pequeño, y lo hizo con un equipo que lucía por bandera aquello de que «no se puede vencer a quien nunca se rinde». Un equipo que diseñaron desde atrás los hombres de Amadeo Salvo, Rufete y Ayala, con fichajes como los de Mustafi y Otamendi, y que remató Peter Lim por delante con futbolistas como Rodrigo, Negredo y André Gomes. Un equipo al que Nuno por momentos hizo volar porque el portugués no era ni es mal entrenador, todo lo contrario, su problema en Mestalla fue otro.