Esa barrera es el paradigma de lo que ahora mismo es el Valencia CF, puntos, objetivos, millones e ilusiones que se van por cada una de las grietas que aparecen camino de lo que puede ser un tristísimo final a una temporada caótica. Por fin había encontrado el equipo una luz, dos goles, dos arrebatos de Manu Vallejo y Guedes, una remontada como no se veía hace meses, el tercero que lastimosamente falló Gameiro, o la sombra de Gameiro. En definitiva, ese impulso anímico al que tantas veces se había referido Voro desde el pasado miércoles estaba ahí, tres puntos que tenían ya en la mano, una victoria que venía fenomenal para volver a creer en algo, pero todo se fue al traste en una jugada incalificable e inadmisible a este nivel.

Si a falta de cinco minutos, con la que está cayendo y defendiendo un triunfo tan importante para el club una barrera se abre para dejar vendido a su portero, quiere decir que la tensión, la atención y el interés no han sido los adecuados ni los mínimamente exigibles. Lástima, ganar volvía a enchufar al equipo con Europa, aunque sea la segunda división, ahora se queda a merced de los rivales con apenas cuatro jornadas por delante.