El Valencia CF vive el momento más convulso que se recuerda desde el verano de 2014, en realidad no hace tanto, cuando miles de aficionados salieron a la calle para pedir un cambio de verdad. Nadie podía asegurar que aquello iba a salir bien, pero entonces la gente sintió la necesidad de echar de una vez a los manipuladores de siempre, los que habían llevado el club a la ruina pese a contar con la complicidad de un apoyo de las instituciones más allá de lo razonable, incluso de lo legal. No ha salido bien, al menos no como prometieron y como esperaba una amplia mayoría, pero los errores y la mala gestión del pasado no jusfifican los de ahora, como así nos quiere hacer ver Meriton en esa carta firmada por el presidente del Valencia CF. Ni siquiera los de la era Mateu. Decía días atrás que los aciertos y los errores de Alemany también lo son de Meriton, todo estaba bajo la responsabilidad de un presidente, un máximo accionista y un Consejo de Administración, por mucho que ahora quieran escurrir el bulto. Y si ahora la situación es la que es, no es por Mateu ni por Marcelino ni por Celades ni por Pako Ayestaran, cuyo nombramiento fue tan celebrado por los periodistas invitados a la ceremonia que tuvo lugar en Singapur, todos ahora tan críticos. Es porque Lim no ha sabido hacer lo que dijo que venía a hacer, no sabe ni sabrá, casi nunca ha elegido bien y, cuando lo ha hecho, ese momento de lucidez le ha durado poco. En definitiva, no han sabido gestionar todo lo que el valencianismo les entregó entonces, los que estaban a favor y la mayoría de los que estaban en contra. Que es mucho: su confianza y hasta su cariño.

Violentos fuera

Cuando la marea surge por sí misma siempre es más fuerte y esta va a ser muy difícil detenerla, quizá no haya retorno ya para Meriton, más con el panorama económico que describen y el liderazgo de Anil en las operaciones deportivas. Pero cualquier intento por manipular el movimiento en base a intereses particulares, que ya lo ha habido, será expulsado por la mayoría. Como también deben ser condenadas y expulsadas todas las actitudes violentas sin excepción. Son muy pocos ya afortunadamente, pero hacen mucho daño. Las amenazas van dirigidas al presidente, pero en realidad perjudican principalmente al Valencia CF, a la imagen del club y al buen nombre de su afición. Y a todos los que desde el corazón quieren que se escuche su voz para volver a cambiar las cosas.

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