No hace ni una semana que Anil Murthy sacaba pecho recordando que cuando Peter Lim llegó al Valencia CF tuvo que poner efectivo porque el club no podía pagar las fichas de los jugadores. La historia se repite seis años de gestión de Meriton después, pagarés de por medio, aunque con una diferencia importante, la triste circunstancia se da al finalizar una temporada que él mismo califica como la del récord histórico de ingresos de la sociedad, gracias sobre todo al dinero de la Champions y muy a pesar de que los efectos del Covid ya se han dejado notar en el ejercicio.

No es esa la gestión responsable de la que nos están hablando y en esta ocasión se da además otra circunstancia, porque está decidido que no habrá inyección externa para solucionar en parte el descosido. El presidente y el máximo accionista han convenido que no es una buena decisión poner más dinero porque eso supone aumentar la deuda, en este caso la deuda del Valencia CF con el propio Lim, y eso lleva a una complicada situación patrimonial, o lo que ellos mismos califican como riesgo de quiebra. A partir de ahí, queda claro que la única vía para obtener liquidez y reducir la nómina es vender jugadores, y en un último extremo incluso regalarlos si es necesario. Esto no lo han inventado ellos, bien lo sabe el aficionado valencianista, pero con ellos debía estar superado hace tiempo.

El fútbol sigue en estado de alarma y la amenaza de colapso es global, todos los clubes en mayor o menor medida van a sentir la crisis porque nadie puede garantizar los ingresos futuros ante el riesgo, por ejemplo, de que las competiciones se vuelvan a suspender. Lo que sí son seguros son los gastos que cada club asuma en su planificación de la temporada, la que se está cociendo ahora.

La realidad, sin embargo, nos dice que lo que para otros clubes va a ser una contención del gasto más o menos fuerte, un frenazo, para el Valencia CF es un auténtico tsunami. El club que dijo ser el primero en advertir la que se nos venía encima va a resultar al final uno de los más afectados del planeta, la crisis le ha pillado de lleno, o a pie cambiado, porque la reducción del gasto que planea Meriton es de las que hacen época. De récord histórico de ingresos a reducir a la mitad el presupuesto, como reconocen. Un desastre del que se puede salir, no sería la primera vez, pero obliga a acertar mucho en todas las decisiones deportivas. Y en el último año, la verdad, han acertado más bien poco. El desencanto de la gente ya no lo van a solucionar, porque se acerca al imposible, pero tienen la responsabilidad de sacar al club del atolladero. Nadie más lo va a poder hacer por ellos al menos de manera inmediata.

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