Hace bien en reconocer el entrenador que el partido no se dejó de ganar por la ausencia de fichajes, sino por lo rematadamente mal que jugó su equipo. A estas alturas ya ha entendido Javi Gracia que cualquier otro argumento para justificar un empate en Mestalla con el Huesca sería inútil e inaceptable, aunque está claro que todo influye.

Se podría hasta pensar que, con los refuerzos que lleva meses pidiendo Javi Gracia, el Valencia CF habría ganado el partido. Quizá con Capoue. El problema no estuvo tanto en la fragilidad defensiva como en que el Valencia no jugó prácticamente a nada en todo el partido. Sin fútbol de equipo, las individualidades apagadas, sin capacidad para hacer daño a la contra incluso por delante en el marcador. Una ruina de partido.

Tiene miga lo de los fichajes, el equipo necesitaría mejorar varias posiciones y es lamentable que vaya a disputar la cuarta jornada sin un solo refuerzo. Más puntos por el camino que no vuelven. Paralelamente, la involución del Valencia CF de Gracia que vimos en pretemporada y hasta el día del Derbi es evidente. Está claro que así no se va a ninguna parte.