Si había un futbolista por el que Peter Lim estaba encantado de hacer una excepción, ese era Nicolás Otamendi. Excepción porque tiene 32 años, los mismos que Capoue, y había que gastarse inevitablemente un dinero para traerlo. Pues ni así, entregado como estaba el argentino a la causa de regresar y volver a sentirse el General en Mestalla después de cinco años en Manchester, donde ganó mucho dinero pero nunca tuvo cariño ni llegó a sentirse el 'capo'. Esta es la situación real del Valencia CF en este mercado de fichajes, aunque el jugador lo ponía bastante fácil, ni hay dinero ni hay imaginación ni siquiera seriedad a la hora de gestionar un asunto importante como el pasaporte de Gabriel Paulista, que en este caso ha sido determinante porque el cupo de tres está cubierto y ninguno de los tres se va a malvender. Solo pensar lo mucho que el jugador deseaba venir, las ganas que tenía el propio Lim de traerlo y lo mucho que habría aportado a este equipo, no da ganas de otra cosa más que de llorar. Como casi todo. No sé si a Javi Gracia le gusta Otamendi, entiendo que sí, pero poco importa si le cuadra o no al entrenador porque si no ocurre nada muy extraño en la spróximas horas jugará en el Benfica la próxima temporada. Y eso que los portugueses, como el Valencia, también se han quedado fuera de la Champions.

Ridículo

Ocho días. Es el tiempo que le resta al Valencia CF para solucionar lo que no ha sido capaz de tener atado desde que Pedro Sánchez decretó el estado de alarma allá por el mes de marzo, o desde que se lesionó Ezequiel Garay nada menos que el 1 de febrero y lo sentenciaron poco después. Hay más equipos en LaLiga que tampoco se han reforzado, o se han reforzado muy poco, pero a día de hoy no hay ninguno que se haya debilitado tanto como el Valencia, ninguno, siendo un equipo que viene además de quedar noveno. Ahora mismo, en estas condiciones, el proyecto no apunta a pelear por mucho más que eso. La gestión de la crisis a lo largo del verano, en manos de su presidente Anil Murthy, está llevando al club al ridículo.

¿Esperando qué?

Esto va a ser complicado de reconducir en una semana por mucho que haya decenas de futbolistas esperando la llamada, o la transferencia. ¿Esperando a quién? ¿Esperando a qué? Es sencillo, esperando a que sus clubes te acaben llevando al límite porque el que tiene ahora las urgencias y el que no ha sido capaz de ser mejor que el Huesca en Mestalla eres tú. A ver si, por una vez, estos señores nos sorprenden para bien.

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