Ha sido una temporada difícil, pero el esfuerzo, la constancia y la perseverancia siempre tienen premio. Así, José Luis Morales se reencontró con el gol en su momento más crítico. El Comandante volvió a lo grande, con un gol reservado solo para los jugadores que marcan un época. Vukcevic envió el esférico en profundidad, al espacio, y Morales enganchó un zurdazo de primeras con «el alma» para batir a Courtois, tumbar al Real Madrid y desatar la locura en el Ciutat (1-0) con una diana que ha entrado en el top-5 de la jornada.

«Más allá del gol, es verdad que necesitaba un partido como este. Quería sentirme importante y determinante en el campo y hoy me encontré muy cómodo», afirmó tras el colofón del choque. El propio Morales reconoció sentirse liberado. Han pasado cinco meses y medio desde aquel último gol, al principio de la temporada ante el Real Valladolid.

La redención del madrileño puso en pie al Ciutat, que tras celebrar su gol aplaudió con más fuerza que nunca su cambio. Cosas del destino, el balón llega a salir fuera unos segundos antes y el Comandante no hubiera regalado aquella delicatessen y quién sabe qué hubiera sido del marcador al final de los 90 minutos tras un gran partido de todo el equipo ante el líder.

Por la puerta grande

Morales volvió a ser ese futbolista decisivo, explosivo y que deja huella más allá del gol. Pero su actuación en ese encuentro será recordada especialmente por ese remate que emocionó al mítico Paulo Futre, quien manifestó sentirse reflejado mediante un ‘Déjà vu’ en el gol del Comandante, que curiosamente le transportó a uno que él también marcó ante los merengues.

No podía ser de otra manera: un golazo que rememora a los muchos otros que ha marcado en sus seis temporadas (de momento) en el primer equipo del Levante. La fama del Comandante se remonta a un Derbi en el Ciutat, en la 14/15, el ‘Moralazo’. El madrileño cogió la pelota en el centro del campo y tras uno de sus eslalons definió desde el pico del área, allá donde Diego Alves no pudo llegar; luego el equipo que entonces dirigía Lucas Alcaraz se llevó el triunfo (2-1).

La temporada 15/16 fue un paso más allá. De nuevo desde la medular se la cocinó, pero esta vez llegó hasta dentro del área desde el perfil zurdo del campo para marcar uno de los goles del curso frente al Getafe. El año siguiente, Morales decidió quedarse en Orriols pese al descenso y pese a su oportunidad para emprender un nuevo proyecto. La categoría de plata no permitió ver al Comandante tan explosivo -no tenía tantos espacios para desplegar sus letales contragolpes-, no obstante la temporada no quedó exenta de uno de los goles bajo el sello del capitán. Fue en Valladolid: pase en profundidad de Verza, control y ‘sombrerito’ de primeras en aquel importante triunfo (0-4).

La vuelta a Primera marcó un antes y un después para el 11. Morales dio un paso al frente y, por si todavía quedaban dudas, terminó de pulir esas virtudes para convertirse en un auténtico líder. En la 17/18 marcó 10 tantos y en la 18/19 12. Entre tanto, regaló al levantinismo dos goles que pasarán a la historia, ambos lejos de Orriols. El primero, en Bilbao ante el Athletic que encarriló definitivamente la salvación del equipo y el segundo, el año pasado, en el Benito Villamarín ante el Betis (donde marcó un doblete). El Comandante se la guisó y se la comió, desde su propio campo, peleó por la pelota en defensa, se la llevó con la cabeza, galopó 74 metros dejando a todos los adversarios por el camino, se hizo un autopase y definió ante Paco López.

Un «chaval de 20 años»

Paco López manifestó en la previa al partido ante el Madrid que Morales no atravesaba una buena racha, pero que seguía siendo un pilar del equipo, que además (y pese al bache) se tomaba cada entrenamiento con la «ilusión» de un «chaval de 20 años». Con 32 volvió a regalarse, este vez en el Ciutat. El Comandante los marca con el «alma», y ojalá dure mucho tiempo.