Colistas y con solo tres puntos de quince posibles hasta la fecha. Ese escenario no invita demasiado al optimismo. De hecho ha provocado cierto nerviosismo por los resultados logrados y por el último partido contra el Athletic, con un mal juego y siendo muy inferior al cuadro rojiblanco. En el vestuario hay autocrítica y el primero en salir a reconocer que no se había tomado la medida al choque en ningún momento fue Paco López. El entrenador de Silla habló con claridad y dejó claro que la actuación del colectivo no había sido la mejor. El partido contra el Celta se convierte ahora en la mejor manera de dejar atrás los fantasmas tras un arranque negativo. Eso sí, con los números en la mano, el cuadro granota ha conseguido solo un punto menos que la temporada pasada ante los mismos rivales a los que se ha enfrentado. Tres de quince posibles contra Osasuna, Valencia, Sevilla y Athletic como visitante y Madrid en como local, por 4 en la 2019/20. Solo cambia el protagonista de una victoria y el punto de Mestalla.

Dentro de esa mala dinámica del equipo, la realidad es que las sensaciones han sido muy malas en San Mamés y en la última media hora contra el Valencia. En el resto de partidos lo cierto es que el equipo compitió y estuvo a la altura. En la segunda jornada tocó viajar a Pamplona. Allí, el Levante hizo un mal partido en la 2019/20 pero este curso aprendió la lección y salió con los tres puntos. Uno de los mejores duelos que se recuerdan del equipo. Sólido atrás, más allá del tanto inicial de Roberto Torres, con mucha pegada arriba y con el Vukcevic-Malsa a un nivel muy alto. A partir de ahí llegaban tres compromisos de mucha exigencia. Contra el Sevilla en el Pizjuán, el guión fue idéntico al de hace un año. Partido sólido atrás aunque con poca pegada arriba. Y gol en contra en el último suspiro que no permitía sacar al menos un punto de la visita al cuadro de Nervión.

El encuentro contra el Real Madrid por su parte es el único que ha disputado el equipo de Paco López hasta la fecha como local. Eso sí, lejos del Ciutat de València; en La Cerámica. Hace tan solo un año, antes del parón por el coronavirus, un golazo de Morales permitía al cuadro granota vivir una de esas grandes noches en Orriols. El Comandante salió ovacionado en una temporada difícil en lo personal y encontró en esa cita un punto de inflexión en lo personal. Ese que se alargó con la reapertura del fútbol. Este año sin embargo, el equipo granota ha tenido menos fortuna contra los blancos. Los de Zidane pudieron sentenciar en el arranque del segundo tiempo pero con los cambios, Paco López dio la vuelta a la situación. Bardhi y Melero estuvieron cerca de hacer el empate pero ya sobre la bocina Benzema destrozó la red y consiguió el 0-2.

Después del KO contra el Real Madrid llegó el parón de selecciones y era el momento de preparar la cita contra el Athletic. En el conjunto granota hubo dos contratiempos con las ausencias de Aitor, tras el fallecimiento de su padre, y de Vukcevic, por unas molestias cuando estaba con la selección de Montenegro. El equipo saltó al terreno de juego con la mente puesta en ser «ambicioso», como así reconoció Paco López en la previa, pero a los pocos minutos ya se percibía que las cosas no iban bien. Los leones salieron mejor y se generó el bloqueo generalizado en una plantilla que no reaccionó. Además, con 0-0, los fallos individuales condenaron al Levante, que se marchó con cero puntos de Bilbao.

En definitiva, cinco partidos y solo tres puntos. Eso provoca cierta presión en vistas al duelo contra el Celta pero también es cierto que ante los mismos rivales, y mismos contextos, el Levante logró solo un punto más, el del punto de Mestalla con gol final de Melero. Y se consiguió la salvación con varias jornadas de margen y el equipo terminó décimo segundo en la tabla clasificatoria. Eso, lógicamente, son solo datos. El cuadro granota tiene mucho que mejorar, pero sirve para poner en valor que todavía queda mucha liga y que aunque la exigencia es positiva, un exceso de presión puede suponer un factor negativo. En cualquier caso, el vestuario tiene ahora la pelota en su tejado y el duelo contra el Celta de Vigo en el horizonte para demostrar que están enfadados por la imagen dada en San Mamés.