El Levante ha llegado a "un acuerdo puntual" para organizar en el remozado estadio Ciutat de Valencia una gran cantidad de conciertos "de no gran tamaño de público" pero que supondrá un ingreso extraordinario que no se ha contemplado en los presupuestos porque aún no está firmado pero sí encarrilado. "No voy a decir nombres de artistas, pero van a venir aquí, ya no va a haber que ir allí", desveló el presidente, Quico Catalán, durante la Junta de accionistas.

"Pretendemos posicionarnos con operadores de conciertos internacionales y representantes de aristas que han visitado el Ciutat. Yendo las cosas normales, vamos a ganar desde ya dinero con la reforma. Las posibilidades del estadio son magníficas y este es un ejemplo. Son activos que tenemos por explotar", añadió Quico, que ante la pregunta de un accionista no descartó "algún día" repartir dividendos al estilo del Borussia Dortmund, Deportivo o Sevilla. "Se estudió la posibilidad de salir a Bolsa hace tres años pero se descartó", matizó.

El planteamiento al Grupo Rotschild para la financiación de las obras ha sido buscar una operación a largo plazo (10-12 años) en el que la propia generación de caja permita pagar el préstamo y que no genere estrés los primeros años, de ahí el periodo de carencia. Se calcula, según el director financiero, Ignacio Gil, que "en unos tres años" el estadio generará ingresos para ello, sin duda la parte fundamental de la segunda fase de las obras. La idea es devolver 8 millones de capital entre el año 6-7 del préstamo.

En este momento, el Levante es el club que menos ingresa de Primera División por matchday, ticketing y abonados. El objetivo es que el valor medio de la butaca se multiplique por tres partiendo de la base actual. "Si no hacíamos un paquete completo, la financiación para la Ciudad Deportiva no la habríamos conseguido", aseguró Quico que dejó claro que el equipo seguirá en Primera pero que "si por desgracia bajamos" el club está preparado para afrontar el futuro.

"Para nosotros lo fácil en agosto sería haber vendido futbolistas pero decidimos que no porque las reglas del juego nos las cambiaron y habríamos perdido potencial deportivo. El año pasado optamos por apostar nuestro proyecto deportivo y el actual es que teníamos que hacerlo así porque si no nos debilitábamos. Habría sido más sencillo generar ingresos por ventas de futbolistas y viviríamos más tranquilos" argumentó el presidente.