Soñando lo (im)posible

El Levante tiene una oportunidad histórica de meterse en la final de la Copa del Rey y el empate sin goles le vale

Soñando lo (im)posible

Soñando lo (im)posible

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El día 'd' ha llegado. «Es hora de soñar», como decía Paco Fenollosa hace unos días. Atrás los nervios de la ida. El gol de Roger en cuartos de final sobre la bocina para evitar los penaltis. Atrás también la salvación en Montilivi, el gol de Postigo para ascender a Primera hace tan solo cinco temporadas, el año en la categoría de plata, el recuerdo de los viajes europeos, el barro de Segunda B, la Copa de la República y tantas y tantas tardes que escriben páginas de historia granota. Cada uno de esos recuerdos, felices y otros no tanto, han terminado por formar el Levante actual. Ese que mira a los ojos al Athletic, segundo club en la historia con más título de Copa, con ambición en lograr ese billete para la gran final. Porque no hay motivo para sentirse inferior. El vestuario tiene el triunfo entre ceja y ceja. Derribó los miedos a finales de noviembre y desde entonces ha ido superando una eliminatoria tras otra y subiendo puesto a puesto en liga. Hasta este 4 de marzo. Uno de los partidos más importantes en la historia del club y también para muchos jugadores. Se necesita poco más para encontrar motivación.

El único pero que se le puede poner a la gran cita es esa ausencia de público. La pandemia ha dejado sin esa 'caminata' previa al estadio a miles de aficionados granotas. Sin esos nervios en casa mientras se coge la bufanda y se revisan los bolsillos veinte veces para comprobar que esa entrada, la de unas semifinales de Copa, no se queda en casa. Tocará verlo por televisión. Igual que en la ida, donde un San Mamés en silencio presenció la salida al terreno de juego de un equipo maduro y sin miedo. Los de Marcelino, que hacía un mes y medio estaban jugando la Supercopa contra Madrid y Barça, se hicieron 'chiquititos' en ese primer tiempo, que se marchó al descanso con 0-1 y con la sensación de estar comiéndose al rival. Cambió la película tras la salida de los vestuarios. El Athletic mordió y encontró premio a balón parado.

Poco tendrá que ver ese encuentro de ida con el de hoy. Por nombres y por protagonistas. Para empezar ninguno de los goleadores de esa cita podrá saltar al césped. Melero, que marcó tras un primer remate fallido, se retiró lesionado entonces y su recuperación aún será larga. Iñigo Martínez, que puso las tablas tras un córner, no estará por sanción tras agredir a Sergio León. En el bando bilbaíno su ausencia hace daño pero no tanto. Marcelino podrá contar con Unai Núñez y Yeray Álvarez como pareja titular. Sin embargo, Paco López no solo tiene a Melero KO. También a Radoja, titular en San Mamés fuera de la lista de hoy, y Bardhi entre algodones. Malsa, que tampoco está sobrado en lo físico en estos momentos, entra en escena, al igual que Rochina, quien estuvo a buen nivel el pasado viernes, con Vukcevic en el centro del campo.

La gran duda será una vez más el sistema, no tanto los nombres. Como de costumbre, Paco López tiene tantas alternativas en su pizarra y no parece que se puedan despejar hasta alrededor de una hora antes de que comience el choque. En ambos partidos el Levante ha demostrado hacer daño al Athletic con cuatro atrás y con cinco. Sujetó mejor los centros laterales en LaLiga. Donde de no ser por un penalti inventado del colegiado los tres puntos se habrían quedado en casa.

En Copa, sin embargo, en esos primeros 45 minutos iniciales, superó a Marcelino con el 4-1-4-1 con Radoja como pivote fijo y Bardhi-Melero por dentro para tapar pasillos centrales más Morales y De Frutos esperando para arrancar y hacer daño a la contra. Y arriba espera Roger. El Pistolero. Con esa 'pócima' el levantinismo se encuentra «soñando lo imposible». O mejor dicho, «lo posible».