El Levante se halla en una espiral completamente perjudicial. Sin ideas, sin sangre y sin identidad. El empate frente al Rayo Vallecano fue la gota que colmó el vaso debido a las formas. En el tiempo de descuento y después de protagonizar, en los últimos veinte minutos de encuentro, una imagen preocupante debido a las muchas imprecisiones que mostró no solo a la hora de cerrar el partido, sino también a la hora de montar contragolpes ante la manera en la que los de Vallecas se volcaron en busca del gol. Mientras Orriols se encuentra en estado de alerta, los focos apuntan nuevamente a Paco López, técnico levantinista que, pese a contar con registros que forman parte de la historia del Levante, se desinfla al frente del banquillo. Contando los choques de la temporada presente y los de la anterior, el entrenador de Silla registra doce partidos sin conocer la victoria y se aproxima peligrosamente a los diecisiete que Juan Ramón López Muñiz estuvo sin conseguir tres puntos. Una dinámica que le abrió las puertas del banquillo granota en Primera División y que, a día de hoy, se tambalean al causar las mismas sensaciones que su antecesor.

El empate contra el Madrid es un respiro dentro de un balance gris. Es incuestionable que, frente a los más fuertes de LaLiga Santander, la escuadra azulgrana se hace grande, como sucedió la campaña anterior contra el Barcelona, el Atlético de Madrid y ante el propio conjunto blanco. Pero contra los clubes que compiten por los mismos intereses que los de Orriols el equipo muestra su versión más indolente. De hecho, fue incapaz de amarrar la victoria contra el Cádiz y el Rayo, y ambos tres puntos, se esfumaron en el tiempo de añadido. 

Pese a ello, la crisis se instauró de manera definitiva en el duelo del sábado. Explotó cuando el colegiado señaló el pitido final y la afición mostró su descontento sin ningún tipo de filtro. Malestar generado desde que el Levante empezó a reflejar dudas en la segunda mitad, ante el paso al frente que dio el Rayo Vallecano para ir, con todas sus armas, a por la victoria. Ausente de ideas, sin alternativas cuando el encuentro se volvió en su contra y sin capacidad de reacción. Además, la fragilidad defensiva volvió a estar latente una vez más. Desde el encuentro contra el Eibar del curso anterior (correspondiente a la jornada treinta de la 20/21), la zaga granota no solo es incapaz de dejar la portería a cero, sino que no transmite sensación de mejoría. Veintidós lanzamientos concedió el pasado fin de semana hasta que Sergi Guardiola empató sobre la bocina tras recibir, por parte de Bebé, un centro lateral. Asignatura que tiene pendiente el Levante desde tiempos inmemoriales y que también le castigó contra el Cádiz en el Nuevo Mirandilla.

Aunque haya demostrado que es capaz de salir de contextos difíciles y comprometidos, Paco López se encuentra más en duda que nunca. El enfrentamiento contra el Elche volverá a ponerle en el foco, al igual que supondrá nuevamente una oportunidad para deshacer una dinámica perjudicial que se está enquistando.