Estado de alarma en Orriols (0-2)

Dos errores garrafales de Róber y Vezo provocan una derrota que introduce a los levantinistas en una situación preocupante. Tras seis jornadas, los de Paco López siguen sin ganar

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La crisis es, definitivamente, el estado en el que se encuentra en Levante, tras desaprovechar la oportunidad de reconciliarse con una afición que le echó en cara una derrota que tendrá sus consecuencias. El gol de Brais Méndez dinamitó la paciencia de la parroquia levantinisma, una vez el Celta asentó una puñalada de muerte mediante Brais Méndez, quien puso la puntilla . Lo peor, es que los dos goles en contra tuvieron como culpables a Vezo y Róber, blandos en los tantos y principales causantes de que Paco López pierda crédito al frente del banquillo del Ciutat de València. El futuro deja de ser esperanzador ante la sensación de que el equipo está más lejos de nunca de cortar una racha que no solo pesa, sino que también duele.

Sin embargo, tanto el Levante como el Celta empezaron cohibidos, con muchos miedos e imprecisiones. Los puntos urgen pese a que ambos conjuntos se encuentren en los primeros compases de curso, y la necesidad se palpó en el clima del Ciutat de València. No en vano, ni uno ni otro ejecutó disparos a portería, pese a que Pablo Martínez fue quien más cerca que estuvo de probar los guantes de Dituro. Pepelu trazó un pase a Morales desde la banda, el ‘11’ centro y el centrocampista, entrando desde atrás, punteó un balón que se esfumó del rectángulo de juego. Entre la oscuridad destacaron el ‘8’ y el ‘25’, quienes adquieren confianza en la medular conforme gozan de oportunidades. Al igual que un Mustafi que estrenó titularidad, demostrando que empieza a coger tono físico y que ya está preparado para darlo todo como levantinista. Aunque sus compañeros de línea estuvieron entonados, Radoja provocó el susto de la primera mitad. Recibió un pase de Dani Cárdenas dentro del área que se enredó en las piernas del serbio, y ante su indecisión, Fran Beltrán le robó el balón para propiciar una acción favorable para sus intereses. No obstante, al ‘8’ celeste se le bajó la persiana y al medio le dio tiempo para rectificar su error rebañándole el cuero.

Los primeros cuarenta y cinco minutos protagonizaron una historia sin trama. Inerte en cuanto a ocasiones y marcada por las indeterminaciones en el último pase. Pero la segunda mitad tuvo un aroma distinto. De hecho, el Levante no cantó el primero por centímetros. Pepelu cogió un balón muerto, se la envió a Miramón y el centro, trazado con escuadra y cartabón en cuanto a ejecución, cayó en las botas del delantero de Torrent después de que Morales se apartase de su trayectoria. Sin embargo, Roger, solo ante Dituro, no cogió portería. Un error que pasó factura instantes más tarde de la forma más grosera posible. Róber Pier se armó de confianza para salir desde atrás con el balón jugado, pero su control, defectuoso, fue robado por un Brais Méndez que inició una contra letal, finalizada desde la media luna del área por Iago Aspas de manera magistral, con el interior de su pierna izquierda y pegada al palo derecho defendido por Cárdenas.

Ni de penalti llegó el empate

La tragedia se instauró en el Ciutat de València, rabioso con su equipo debido a las formas. Ni un ápice de esperanzas en un inicio liguero que se está convirtiendo en todo un Vía Crucis. Para más inri, ni un penalti que revisó en el VAR Figueroa Vázquez, se decantó hacia el lado levantinista.. Roger Martí, especialista desde los once metros, fue incapaz de superar a Dituro. Fue el instante en el que las esperanzas decayeron en las gradas pese a las intentonas inertes de su conjunto, en un punto en el que el partido fue a peor.

Un disparo lejano de Dani Gómez en el tramo final fue lo más reseñable de un Levante que se borraría del mapa de la manera más dantesca posible, ya que dos errores firmaron la sentencia de muerte en Orriols. Brais Méndez se lució dejando sentando a Franquesa dentro del área, quien se convirtió en un espectador de lujo en el 0-2. No obstante, el inicio de la jugada se la dejó Vezo en bandeja, incapaz de despejar un balón que le llegó de manera mansa y botando y que le pasó por encima contra todo pronóstico. Un error infantil que, sumado al de Róber, confirma que el combinado levantinista no solo continúa haciendo aguas en la retaguardia, sino que parece que no exista margen de mejora.

Al Levante, lo único que le queda, es seguir trabajando, aunque su futuro sea gris. Levantarse y pelear por lograr un triunfo que, más allá de que se resista, parece que sea inalcanzable. No en vano, el Estado de Alarma es una realidad y la situación, ahora sí, es más crítica que nunca. El Barça, pese a la crisis que vive, se antoja como un mal rival para solventar la papeleta.