Nadie se salva de una vergonzosa temporada

Relevo en el banquillo fallido y pesos pesados perdidos en combate. La dinámica del equipo obliga a buscar soluciones y a tomar decisiones inmediatamente

Juanmi le sacó los colores a un Levante que se queda sin argumentos para que su afición confíe en quedarse en la élite del fútbol español.

Juanmi le sacó los colores a un Levante que se queda sin argumentos para que su afición confíe en quedarse en la élite del fútbol español. / EFE

Rafa Esteve

Rafa Esteve

La derrota en el Benito Villamarín, grave no solo por el resultado, sino sobre todo por la forma de caer, deja en evidencia a un Levante que va en caída libre y que, de no dar un volantazo de manera inmediata, se va a pique. Las quince jornadas sin ganar son el reflejo de la cruda realidad en la que se encuentra el club, perdido, sin rumbo y con un futuro gris que solo salvaría una permanencia en la élite del fútbol español que, a día de hoy, es una auténtica utopía. Pese a que el discurso semanal antes de cualquier partido sea de positivismo y de confianza en el trabajo diario, los resultados no respaldan ningún mensaje: el equipo está hundido, con menos margen de maniobra y viendo cómo el tiempo pasa y las sensaciones no evolucionan favorablemente. Enfermo en planta y diagnóstico preocupante. Sin embargo, nadie se salva de la quema. Todos son culpables del estropicio.

Ocho partidos después del arranque de la competición liguera, Quico Catalán tomó la decisión de dar un giro en el banquillo cuya consecuencia ha sido nula. El efecto Javi Pereira es papel mojado. Fue una decisión asesorada por la dirección deportiva que siete partidos más tarde pierde credibilidad y que no deja de amontonar detractores por su gestión insuficiente. No solo con el cambio de entrenador, sino debido a la confección de una plantilla que tiene visibles carencias. Además, el ex del Henan Jianye es incapaz de interpretar los contextos que dan los partidos, como pasó, por ejemplo, ante el Alavés o contra el Betis sin ir más lejos, donde solo utilizó un cambio (Roberto Soldado por Jorge De Frutos). De hecho, es uno de los motivos por los que la figura de Pereira está en entredicho: su intención de priorizar la experiencia de los futbolistas y desaprovechar un fondo de armario donde habitan futbolistas con hambre, como Pablo Martínez, Dani Gómez o Pepelu, que no gozan de oportunidades en una plantilla que carece de líderes.

Los llamados pesos pesados se encuentran en busca y captura. Ni rastro de jugadores que tendrían que dar un paso al frente ni dar su versión más convincente. Tampoco los que ascendieron del barro hace cuatro años, como Morales, quien muestra un rendimiento irreconocible esta temporada, o Campaña, quien es más tendencia por sus desplantes que por su nivel en el terreno de juego.  A falta de cuatro partidos para que concluya la primera vuelta, una de las esperanzas del club para revertir la insostenible situación es el mercado de invierno. Un delantero que marque diferencias y un extremo que le otorgue al equipo la verticalidad deseada son los deseos que existen encima de la mesa. Sin embargo, la economía de la entidad, independientemente del pellizco de CVC, dificulta cualquier movimiento en enero. No obstante, aligerar la plantilla también será el objetivo, sobre todo tras las trabas que sufrió el Levante para inscribir fichas en verano, aunque, cuando el club tuvo la obligación de hacerlo, fue incapaz de conseguirlo. No obstante, la responsabilidad es clara: en caso de acudir a la ventana de transferencias, que la dinámica competitiva no ponga más cuesta arriba el reto de la permanencia. Eso sí, las cuentas reflejan que hay que vender por valor de diez millones de euros. 

Mientras tanto, los focos, expectantes por ver cuál será su próximo movimiento, apuntan a Quico Catalán. A otro gran responsable de un club que se deshace a pedazos. Una obra que presencia el presidente desde las alturas y que empieza a debilitarse, tras una derrota que agotó definitivamente la paciencia de la afición levantinista, la más castigada y la que más sufre el drama que despierta el Levante semana tras semana.