Era ganar sí o sí. Toda una final por la permanencia. Fue otra, la enésima, oportunidad perdida para un Levante UD sin rumbo. Tampoco se endereza el equipo granota con Alessio Lisci en el banquillo y la derrota (0-2) contra el Cádiz es prácticamente definitiva.

El Levante UD tiene ya pie y medio en Segunda División a finales de enero y la situación en Orriols es insostenible. La afición del Levante se presentó en la 'final' entre el colista (Levante) y el penúltimo clasificado (Cádiz) con ilusión de dar otro golpe sobre la mesa.

Y la realidad es que el mazazo final fue letal. Y por eso el enfado y la crispación en el ambiente acabaron con la grada clamando contra el palco. Ya en el descuento y después de todo el partido animando al equipo, la grada se dirigió a Quico Catalán, presidente granota, con cánticos de "Quico vete ya". No obstante, el presidente no estaba en el estadio, ya que estaba confinado en su casa tras dar positivo en coronavirus.

La situación para el directivo, que pondrá su cargo a disposición de los abonados al acabar el curso, es la más complicada desde que tomó las riendas de la presidencia del club.