Estocada de Segunda y estallido en el Ciutat: "Quico vete ya" (0-2)

La crisis no tiene final y el Levante se muestra incapaz de reaccionar en LaLiga también con Alessio

Un lance del Levante-Cádiz

Un lance del Levante-Cádiz / MAMontesinos

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Ningún aficionado levantinista, tras el punto de inflexión que supuso el triunfo ante el Mallorca, imaginó que su esperanza en quedarse en la élite del fútbol español volvería a ser destruida a pedazos. El drama, después de dos semanas cargadas de fe, regresó a un Ciutat de València que confía menos en la hazaña. El día comenzó cargado de positivismo, pero terminó con el revés de realidad que supuso, quizás, la derrota (0-2) más dolorosa de la temporada a manos de un Cádiz que, mediante Negredo y Salvi Sánchez, no solo pisoteó a un equipo que volvió a quedarse sin recompensa pese a su insistencia, sino que se escapa en la clasificación para catástrofe en Orriols.

De hecho, la rabia por lograr tres puntos balsámicos estuvo latente desde que Soto Grado señaló el inicio del encuentro. Un Morales inspirado desde antes de que se alcanzasen los primeros sesenta segundos, y encargado principal de activar a un Ciutat volcado con los suyos, fue la representación de que el Levante no iba a perder el tiempo ni en ir a por el triunfo ni en tantear las vibraciones del rival. Durante el primer cuarto de hora, los de Alessio Lisci avasallaron al Cádiz y apenas le dejaron opción. A los tres minutos del comienzo, Roger Martí avisó con un remate fuerte tras centro lateral de Clerc, pero Ledesma paró el cuero con más facilidades que, en el minuto quince, un disparo seco con la izquierda de Morales después de un centro al segundo palo de Miramón.

Los granotas trasladaron vitalidad, garra e ímpetu, aunque no quedaron exentos de recibir algún susto que otro cuando en el minuto veinte, Salvi Sánchez, desde la frontal, lanzó un peligroso derechazo que, después de que Aitor Fernández lo repeliese, mandó fuera y rozando el poste su posterior rechace Iván Alejo. El guion, en clave granota, siguió su transcurso, pero, batida la primera media hora de enfrentamiento, el Levante recibió un revés del que le costó reponerse. Negredo, de cabeza, hizo bueno un centro de Lozano para poner el primero en Orriols. Un resultado que obligó a los de Alessio Lisci a remar a contracorriente y a combatir, además, contra las pérdidas de tiempo del Cádiz, constantes durante lo que resto de enfrentamiento.

Pese a ello, el Levante se negó a darle la razón al marcador con el que se marchó al descanso. Nada más regresaron al terreno de juego, Melero tuvo el empate en sus botas después de que Roger Martí le cediese a su posición un centro de Clerc, pero su lanzamiento se marchó por arriba de la portería cadista. El equipo, arropado por una afición que no dejó de alentar, nunca dejó de intentarlo, pero el Cádiz, aprovechando los espacios de un conjunto volcado, gozó de ocasiones para matar el duelo. No en vano, la suerte quiso que Lozano, en boca de gol, no impactase un centro de Iván Alejo, que, en caso de haber impactado con el hondureño, hubiera supuesto la sentencia.

Desde entonces, el Levante movió piezas. Quitó a Bardhi, puso a De Frutos y se vació en ataque mediante un Soldado que rozó el gol en más de una ocasión. Su oportunidad más clara, cuando impactó con el pecho una combinación entre Morales y Clerc que se fue al lateral, aunque Vezo fue quien más cerca estuvo de superar a Ledesma tras un cabezazo fuerte en el ecuador de la segunda parte. No en vano, en medio de la tensión que supuso la búsqueda del empate, la estocada fue definitiva. Iván Alejo se metió en el área y Salvi Sánchez sentenció el espíritu del Levante, a falta de un cuarto de hora para el final, machacando el envío del '14' al fondo de las mallas. Las imprecisiones y la férrea defensa del Cádiz terminó de desquiciar a un Ciutat que solo se vio aliviado cuando la afición amarilla les tendió la mano en forma de cánticos de ánimo. Sin embargo, la sensación fue incuestionable.

La salvación, esta vez sí, pasa a ser un desafío extremadamente mayúsculo. Solo un milagro podrá conseguirlo y la grada del Ciutat perdió cualquier muestra de optimismo de cara al futuro, señalando al palco al finalizar el encuentro. Los cánticos de "Quico vete ya" son la representación del hundido sentimiento de los granotas.