El Levante, con el subidón del triunfo contra el Atlético, se armó de valentía y confianza para rascar un empate meritorio en Balaídos frente al Celta que le da el beneplácito para, pese a los nueve puntos de diferencia con los puestos de permanencia, creer en que queda tiempo para que la escalada hacia la salvación se consuma a final de temporada. Cansado de recibir tantos reveses a lo largo del curso que le impidieron vislumbrar esperanza, los de Alessio Lisci se repusieron a la diana en contra de Cervi en el ecuador de la segunda mitad, gracias a una diana de Roger a nueve del final que les sirvió de empuje para no desfallecer ni desestabilizarse en ningún momento. En el estadio de uno de los equipos más en forma de LaLiga, además, acabaron arrinconando al rival y apurando sus opciones de victoria tras el empate. Una puesta en escena a la que aferrarse de cara a lo que se aproxima.

En medio de un inicio de partido donde la imprecisiones reinaron en Balaídos, el Levante avisó de sus intenciones a los tres minutos y fabricando una de las más claras de la contienda, con Morales como dibujante de una gran jugada individual que no precisó favorablemente Dani Gómez. El ‘11’, en un ejercicio de fe, presionó la posesión celeste, se hizo con el despeje de Néstor Araujo ante su largo control, avanzó pisando área y, tras despistar a Aidoo con un movimiento en falso, se la cedió al exatacante del Real Madrid, pero el delantero, a puerta vacía, la mandó fuera después de que el central del Celta la rozase mínimamente en su intento de despejar el cuero. Pese a ello, el Levante demostró confianza y pundonor, impulsado por la inyección de autoestima que supuso conquistar el Wanda Metropolitano. El rival, mientras tanto, no pudo demostrar el fútbol del que presumió en la previa. Un lanzamiento tímido de Franco Cervi sin complicaciones para Cárdenas, después de que Brais Méndez filtrase entre Cáceres y Róber Pier, fue el único síntoma de peligro que mostró el Celta en la primera mitad, aunque el cuadro de Orriols apenas intimidó a Dituro más allá de un disparo desde fuera del área de Melero a la media hora de encuentro que se marchó fuera.  Los de Alessio Lisci, hasta que se hicieron con los mandos del duelo, se movieron a través del convencimiento de lograr los tres puntos, pero sin precisión cuando aterrizaba en las proximidades del área viguesa.

CELTA DE VIGO / LEVANTE Salvador Sas

El guion del primer tiempo, sin embargo, fue prolongado durante el segundo asalto, con un Levante mordedor y que asfixió al Celta en la salida de balón cuando salió de vestuarios. Imagen inexistente durante un gran tramo de la temporada como bendecida mientras las opciones de permanencia sigan latentes. No obstante, dentro del poder levantinista, el cuadro de Eduardo Coudet no renunció a ir a por un premio que acabó consiguiendo. Antes, estuvo cerca Iago Aspas, al no impactar de tacón un centro raso de Hugo Mallo, y Santi Mina, después de que un envío de Fran Beltrán desde la medular lo palmease, con un recurso poco ortodoxo, Cárdenas. No en vano, para crueldad del Levante, el golpe en forma de diana en contra lo recibió tras quedarse a centímetros de abrir el marcador a favor de sus intereses. Roger Martí la tuvo en sus botas, pero su ejecución no fue lo suficientemente precisa como para superar a Dituro. Una ocasión que supuso la antesala de un revés que cambió el son del enfrentamiento. En el ecuador del segundo asalto, Javi Galán proyectó un envío, desde la izquierda y al segundo palo, fue con música hacia un Cervi que, con un testarazo inapelable, machacó la autoestima de asaltar Balaídos, pero no la esperanza de conseguir el. A falta de nueve minutos para que Munuera Montero señalase el final, el ‘9’ levantinista se quitó la espina de la ocasión que erró previamente al tanto del Celta. Cantero recibió en el lateral del área, y con frialdad y paciencia, filtró un pase con el que Roger se perfiló y se la cruzó a Dituro para delirio granota.

No obstante, y aunque finalizaron el encuentro intimidando al Celta, los de Coudet, mediante las botas de Oberlín, estuvieron a punto de pulverizar el trabajo del Levante, pero el pie de Dani Cárdenas impidió la debacle e, incluso, que los ánimos no volviesen a decaer. El Elche, casi sin pestañear, será una nueva prueba con la que dar argumentos para creer en la gesta.