La victoria frente al Rayo Vallecano sirvió de consuelo para finalizar una temporada en la que el descenso de categoría marcó un año para olvidar. El Levante bajará a Segunda División con la sensación de que le faltó dar un último empujón a su curso, la frustración de haber tirado por tierra toda una primera vuelta y, sobre todo, la pena de haber llegado tarde.

De que la ilusión por salvar su estancia en la élite del fútbol español aterrizase en el Ciutat de València desde que se ganó en el Wanda Metropolitano, días después del aterrizaje de Felipe Miñambres a la dirección deportiva del Levante tras tres meses de ausencia.

Sin embargo, el empuje de Alessio Lisci y su mensaje de no tirar la toalla y de dignificar la competición hasta el último segundo hicieron que el combinado levantinista creyese en obrar un milagro al que le ha faltado un par de jornadas más. De hecho, la segunda vuelta de LaLiga Santander del Levante es digna de reconocimiento, hasta el punto de que es la tercera mejor segunda vuelta en la historia del club, pero con el lamento de que el objetivo no se convirtió en una realidad. 

Muy pocos ‘Levantes’ registraron números tan contundentes en su historia en Primera División. Los tres puntos obtenidos ante el Mallorca, en la jornada veinta, supusieron el inicio de su escalada hacia la cima de la salvación, pero con el enorme déficit no solo de puntos, sino de victorias.

Ocho empates fue lo que registró el equipo levantinista en la primera tanda de competición en 19 jornadas y ningún triunfo en su casillero evidenció un destino cruel, al igual que un desarrollo competitivo triste. Pese a ello, su empuje hacia el milagro reconoció cantidades numéricas que pasan a la historia de la entidad, aunque el drama del descenso nubla cualquier estadística. 

Alessio Lisci saltó a la élite del fútbol español cuatro partidos antes de que se diese el pistoletazo de salida al segundo tramo competitivo, con el balance de tres derrotas (Espanyol, Valencia y Villarreal) y un empate (Osasuna, correspondiente a su debut).

Pero la segunda vuelta le dio a su combinado, con el Wanda Metropolitano como punto de partida y de reacción, un subidón de puntuación al que le faltó más margen. De hecho, antes de la visita al que por aquel entonces fue el campeón de LaLiga, cayó contra Cádiz, Getafe y Betis, pero el acontecimiento de ganar al Atlético de Madrid en su casa le dio a los suyos la moral suficiente como para creer en el milagro de la salvación.

Dos por encima

Partiendo desde la conclusión de la jornada 19, solo hay dos temporadas en las que el Levante registró una puntuación mejor a la de Alessio. El del curso 10/11 y el de la 17/18. La primera, es más, fue un auténtico milagro. Luis García, técnico que dirigió aquella plantilla, logró 30 puntos para sumar un total de 45. Y aun así, se salvó por dos unidades de diferencia. Siete años más tarde, Muñiz logró tres empates desde la vigésima fecha del campeonato, pero con Paco López, el Levante sumó 25 puntos en 11 jornadas.